En muchas religiones y culturas se documentan grandes diluvios. El que figura en el primer libro de Moisés (o Pentateuco), el Génesis, es uno de ellos y, además de ser parte del relato de la creación, representa el arquetipo de una catástrofe natural.
Dios anuncia a Noé un terrible diluvio y le encomienda la construcción de un arca que sea lo suficientemente amplia como para albergar en su interior una pareja de cada especie animal. Poco después las compuertas del cielo se abren, la tierra se quiebra y surgen profundas grietas. El Diluvio Universal dura cuarenta días. Ciento cincuenta días después Noé y los animales por fin pueden salir del arca. Dios traza un arcoíris
entre las nubes en señal de reconciliación con todos los seres vivos. Según el relato bíblico el mundo no queda inmune frente a los peligros, a pesar de salir airoso del diluvio, sino que permanece frágil y desvalido. Sin embargo, el orden de la Creación queda establecido, un orden que perdurará a lo largo de los tiempos. Un relato ilustrado sobre la caída, la salvación y el nuevo comienzo de la humanidad.