Uno de los avances más significativos de nuestra sociedad es con toda seguridad el hecho de que el riesgo de malnutrición en España sea muy reducido o prácticamente nulo. Atrás quedaron épocas de falta de alimentos, como la posguerra, en las que tanto niños como adultos sufrían problemas de salud relacionados con la falta de nutrientes. Hoy en día, la mayoría de personas en nuestro entorno no se tienen que preocupar por no tener qué comer, sino por no comer en exceso. Como consecuencia, surgen otra clase de inquietudes y la atención de los consumidores se centra en otros aspectos, tanto en los que podemos considerar puramente hedonísticos, es decir, que la comida esté rica, que produzca buenas sensaciones al comerla o incluso que marque un determinado estatus social, como en aquellos que se centran en llevar a cabo una dieta que sea lo más nutritiva y saludable posible, y que nos proteja frente a posibles enfermedades.