Esta polémica obra, «una verdadera máquina de guerra contra la sociedad burguesa y capitalista de finales del siglo XIX», denuncia las «espantosas consecuencias» del trabajo asalariado y del trabajo en general, pero sobre todo del «amor» al trabajo que se ha apoderado de la mente de los propios trabajadores.
Su autor, Paul Lafargue, yerno de Karl Marx, considera que este «dogma» del trabajo significa una pérdida de las perspectivas revolucionarias de la clase obrera y a la vez el obstáculo principal en la lucha por una sociedad distinta.