El oso Ale nace con la voluntad de hacer que los niños y niñas se sientan reflejados en él y puedan asimilar y verbalizar mejor lo que les ocurre.
También los niños tienen días peores en los que se encuentran “nublados”. Es lo que hoy le ocurre al oso Ale: el pobre se ha despertado con una extraña cosa sobre la cabeza. No sabe qué le ocurre exactamente y lo peor es que cuantas más vueltas le da, más crece su nube. Y es que los miedos y las preocupaciones de los niños y niñas son más frecuentes de lo que solemos pensar e incluso a menudo derivan de nuestras propias inquietudes.