LA PRÁCTICA DEL BODISATVA (o Bodisatvacharyavatara, literalmente «La aplicación de la práctica del bodisatva») es uno de los grandes clásicos del budismo mahayana. Presentada en la forma de una meditación personal en verso, expone el camino de los bodisatvas, esos seres que, habiéndose alejado de la futilidad del samsara y sus sufrimientos, renuncian sin embargo a la paz de una liberación individual y se comprometen a trabajar para la liberación de todos los seres y a obtener la Iluminación suprema para su beneficio.
Shantideva, uno de los autores budistas indios más influyentes de la tradición mahayana, empieza su obra elogiando la mente de la Iluminación y explica en detalle cómo se cultiva. Hay capítulos sobre las perfecciones transcendentales de la paciencia, la diligencia, la meditación y la sabiduría. Las enseñanzas sobre la meditación culminan con la profunda práctica de igualarse y cambiarse por los demás. El célebre capítulo noveno expone las enseñanzas sobre la vacuidad, la perfección de la sabiduría, tal como se explican en el Madyamaka, o tradición del ?Camino medio?. Mediante los versos de este texto, Shantideva ha sido capaz de inspirar a generación tras generación de practicantes.
Este texto, escrito originalmente en India en sánscrito, apareció por primera vez traducido al tibetano poco después de su composición en el siglo VIII y ha sido explicado, estudiado y practicado en Tíbet en una tradición ininterrumpida hasta nuestros días. En la actualidad sigue teniendo plena vigencia y es enormemente apreciado por los budistas de todas las tradiciones.
El texto raíz viene acompañado de una extensa introducción que sitúa el texto en su contexto mahayana.
La traducción procede de la versión tibetana siguiendo el comentario de Kunzang Pelden, el más estudiado en los monasterios ñingmapas. Pero además se han consultado sistemáticamente otras versiones tanto en sánscrito como en tibetano y traducciones como las de Louis Finot, Stephen Batchelor y Georges Driessens.
A continuación te presentamos los primeros veinte versos del primer capítulo.
1
Elogio a la bodichita
¡Homenaje a todos los budas y bodisatvas!
1.
A los que han alcanzado la felicidad, al Darmakaya
del que están dotados, a sus herederos
y a todos aquellos que merecen ser venerados,
rindo homenaje respetuosamente.
Ahora expondré brevemente, según las escrituras, cómo adentrarse en la práctica de los bodisatvas.
2.
Nada voy a decir que no se haya dicho ya
y carezco de destreza en el arte de escribir,
no pienso pues que esto vaya a beneficiar a nadie.
Lo he escrito sólo para cultivar mi mente.
3.
Así mi fe se fortalecerá durante algún tiempo
para que pueda habituarme a lo virtuoso.
Pero si otros con mi misma fortuna
viesen estas palabras, podrían también beneficiarse.
4.
Estas libertades y condiciones favorables, tan difíciles de encontrar,
permiten con este nacimiento humano alcanzar nuestro objetivo.
Si no me beneficio ahora de ellas,
¿cómo voy a poder conseguirlas de nuevo?
5.
Como un relámpago con su resplandor ilumina
por un instante una oscura noche nublada,
aparecen en el mundo, por el poder del Buda,
pensamientos virtuosos, rara y fugazmente.
6.
Así el bien es tan frágil, mientras que siempre
la fuerza del mal es inmensa y arrolladora.
Excepto la perfecta bodichita,
¿qué otra virtud podría aplastarlo?
7.
Tras ponderarlo durante incontables kalpas,
los poderosos sabios6 vieron sus beneficios.
Por medio de ella innumerables seres
alcanzan fácilmente la felicidad suprema.
8.
Los que desean superar las innumerables aflicciones de la existencia,
los que aspiran a eliminar el sufrimiento de los seres
y los que quieren disfrutar de inmensa dicha
no deben jamás abandonar la bodichita.
9.
Desde el mismo instante que la bodichita nace
en alguien que sufre, capturado en la prisión de la existencia,
se le proclama heredero de los que han alcanzado la felicidad
y es venerado por los dioses y los hombres, por todo el mundo.
10.
Como el elixir supremo de los alquimistas,
toma este cuerpo impuro y lo transforma
en el cuerpo inestimable y valioso de un buda.
¡Asid, pues, firmemente la bodichita!
11.
Si tras examinarla minuciosamente con su sabiduría ilimitada
el único guía de los seres ha visto su valor inestimable;
los que deseamos dejar este estado migratorio
debemos asirnos bien a esta preciosa bodichita.
12.
Todas las demás virtudes, como el platanero,
tras haber fructificado, se agotan.
Solo el prodigioso árbol de la bodichita
incesantemente da fruto y crece sin agotarse.
13.
Como quien en un gran peligro es protegido por un héroe,
con su ayuda, uno se libera instantáneamente,
aunque haya cometido las faltas más terribles.
¿Por qué los prudentes no recurren a ella?
14.
Sin duda alguna, como el fuego del final de una kalpa,
consume en un solo instante inmensas faltas.
Sus beneficios son, pues, inmensurables,
como el sabio Maitreya le explicó a Sudana.
15.
La bodichita, en resumen,
tiene dos aspectos:
la aspiración a la Iluminación
y el aplicarse a ello.
16.
Así como sabe cuál es la diferencia
entre querer ir e ir,
el sabio debe entender las diferencias
correspondientes a estos dos aspectos.
17.
La bodichita como aspiración produce grandes
frutos incluso estando aún en el samsara.
Pero no da lugar a un continuo flujo de méritos,
como sucede con la aplicación de la bodichita.
18.
Pues, desde el mismo momento
en que alguien asume la bodichita,
con una determinación irreversible
de liberar completamente a los seres infinitos,
19.
aunque esté distraído o dormido,
el poder de sus méritos crece
de un modo abundante y continuo
e iguala al espacio infinito.
20.
Esto es algo que el Tatagata,
en el sutra que pidió Subahu,
lo explicó usando razones
para el beneficio de aquellos inclinados a vías inferiores.