Esta obra analiza un tema clave en la vida cotidiana de la antigua Roma: la preparación de alimentos. Para su estudio, resulta de vital importancia el análisis arqueológico del principal testimonio material conservado, que son las estructuras y espacios dedicados a la preparación y transformación de los alimentos: las cocinas (culinae). Se pretende acercar al lector la parte más íntima de la arquitectura doméstica, tanto rural como urbana, sumergiendo al interesado en el ambiente social y económico de la antigua Hispania en diferentes etapas de su desarrollo histórico. El análisis de estos espacios, abordados en sus generalidades y en la casuística de la perspectiva regional, permite detectar diferencias y semejanzas en cuanto a tipología, técnicas constructivas y funcionalidades de estas estructuras, con el fin de arrojar luz sobre las costumbres culinarias de las antiguas poblaciones hispanorromanas.